EL ALMA DE UNA CASA
La dinastía Taittinger se remonta mucho tiempo atrás. Son ya tres las generaciones que han dejado su huella en la historia de la firma, en el espíritu y el estilo Taittinger e, incluso, en el del propio Champagne. En 1915, el joven oficial parisino Pierre Taittinger fue destinado al Château de la Marquetterie, en el corazón de los viñedos de Champaña, sin saber que un día, este lugar, se convertiría en la cuna de su destino familiar. Al convertirse en hombre político y diputado de París, quiso establecerse en Champaña, y allí compró el Château en 1932. Así fue como empezó la aventura Taittinger en Champaña.
Pierre Taittinger se apoyó en su socio Paul Evêque, y luego en sus hijos, François, Jean y Claude, para dirigir el negocio. En 1940, el subteniente Michel Taittinger, hijo de Pierre, dejó su vida con tan solo 20 años, luchando en el último puente del Sena, en una acción que hizo fuertes los valores familiares de deber, coraje y honor. François Taittinger, tercer hijo de Pierre, se unió a la empresa a principios de la Segunda Guerra Mundial y en 1945 se puso a cargo de Taittinger, hasta su accidental muerte en 1960. No obstante, antes de pasar a mejor vida, renombró la producción de la maison, para asignarle el apellido de la familia; había nacido la marca Taittinger. Cuando Jean Taittinger, hijo de Pierre, se unió a la casa Taittinger en 1946, su hermano François le confió la misión de desarrollar la superficie y la calidad del viñedo Taittinger, tarea a la que se dedicó durante años, recorriendo todos los territorios de la Champagne y adquiriendo un gran conocimiento del terruño local. Tras la muerte de su hermano François, en 1960, Claude Taittinger tomó las riendas de la Casa, al frente de la cual estuvo hasta 2006, marcando fuertemente la huella de identidad Taittinger. Colocó la marca en un universo de elegancia y de comunicación y reforzó el dominio Taittinger plantando, a partir de los años 60, unas 140 hectáreas de viñas.
Pierre-Emmanuel Taittinger inició la historia más reciente de la firma al adquirir la maison familiar, teniendo muy claro que debía mantenerse fiel al estilo y la esencia de la casa: la familia.