El maestro destilador Cirilo Oropeza pasó décadas aprendiendo tanto la ciencia de la destilación como el arte de la elaboración del tequila. Su pasión por ello, unida a su estricta atención a los detalles, permitió a Cirilo dedicarse al sueño de crear un tequila de gran calidad que todo el mundo pudiera disfrutar.
En 1995 conoció a un empresario local que compartía su ambición. Formaron una sociedad que permitió la creación de un hogar de vanguardia para este tequila soñado. La Destiladora San Nicolás se convirtió en ese hogar y Espolón en ese tequila.
Los galardonados tequilas de Espolón son el testimonio del espíritu pionero de Cirilo, su compromiso con su arte y su promesa de no renunciar nunca a sus sueños.