Un proyecto innovador en Calatayud
Norrel Robertson, el Escocés Volante, llegó a Calatayud en 2003 buscando un lugar bien comunicado que le permitiese continuar su labor de asesor enológico en diferentes proyectos vitícolas en España y sur de Francia.
En esta bodega la elaboración se trabaja bastante con cemento y se está reduciendo progresivamente la participación de la barrica en la mayoría de sus vinos, se defiende el despalillado en la garnacha, las extracciones suaves generalmente con bazuqueos y el trabajo con lías.
El Escocés Volante cuenta con 13 hectáreas de viñas viejas de garnacha de entre 45 y 110 años situadas en el entorno del municipio de Villarroya de la Sierra a las que se unen siete hectáreas de nueva plantación y que van camino de conseguir la certificación ecológica.
Sus vinos se han hecho un hueco propio, tanto por sus nombres y etiquetas desenfadadas, como por ser capaz de subrayar la frescura de una variedad, la Garnacha, sin renunciar por ello a todo su potencial frutal.