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López de Heredia Viña Tondonia, Riojas atemporales

Publicado22/03/2021

Tradición, artesanía y sobriedad.

Cualquier persona que haya tenido un cierto interés por el mundo del vino o haya flirteado con el Fine Wine en algún momento de su vida, ha escuchado hablar de Viña Tondonia. Los vinos de la familia López de Heredia, de un modo callado y elegante, han invadido todos los mercados y todas las mesas de los grandes restaurantes del mundo con la carta de presentación de la perennidad de sus vinos. Una calidad demostrada en toda su gama consistentemente durante décadas, que nunca ha sido una barrera para acceder a sus vinos por cuestión de precio, al menos en sus añadas en curso. Aunque por su puesto sus añadas míticas tanto en blancos como rosados o tintos, con unas cuantas décadas a la espalda, empiezan a alcanzar records históricos en el vino español.

Mª José Lopez de Heredia a las puertas de la bodega familiar. Fuente: 7 caníbales.

En Viña Tondonia más que en ninguna otra bodega, es especialmente paradójica la relación entre el halo de misticismo de lo más clásico de Rioja que la rodea y a la vez sertendencia absoluta entre entre los jóvenes sumilleres y restaurantes mas trendys de todos los rincones de la geografía.

Y todo ello construido sobre pilares sencillos pero profundos, algo que destila ya una frase que reza en sus documentos oficiales de finales del siglo XIX y que en cualquier otra bodega podría sonar a chiste, o a absoluto anacronismo y que sin embargo, define con precisión a la casa: «Cuidado y limpieza en la producción, seriedad y honradez en sus transacciones comerciales».

Y sólo por matizar, y de nuevo extraido literalmente de otro texto de la familia, es clarificadora su propia versión de lo que para ellos significa la tradición: «Mencionamos la tradición, en este caso, no como idea alusiva a inmovilismo, estancamiento, oposición al cambio o autocomplacencia, sino como concepto dinámico y estético emanado del mantenimiento de unos valores y criterios que se definen y permanecen a lo largo del tiempo, lejos de modas más o menos pasajeras, y que se evidencian en nuestro quehacer ya centenario.» No hay más preguntas.

Tondonia, Filoxera y Burdeos

En la década de 1880 batallones de negociants bordeleses buscaban un repuesto lo más cercano a sus malogradas viñas por causa de la filoxera. Esa inercia comercial de la que las tierras riojanas se supieron aprovechar trajo consigo nuevas ideas. Don Rafael López de Heredia y Landeta, alumno inquieto y aventajado, se pone entonces en marcha y comienza a planificar y construir lo que sería después la bodega que hoy conocemos.

Documento de finales del S.XIX de Viña Tondonia. Fuente cdn.lopezdeheredia.com

Entre 1913 y 1914 realiza la primera gran plantación de casi 100 hectáreas y que da nombre al mito, «Viña Tondonia», situada a la margen derecha del Rio Ebro con variedades típicamente riojanas. Durante el resto del siglo XX conformaría la familia el resto de su patrimonio en forma de viña, con 3 viñas míticas más, que también darían nombre a sendos vinos, «Viña Zaconia», «Viña Bosconia» y «Viña Gravonia», con un total de unas 170 hectareas de viñedo en los alrededores de Haro de gestión propia e independiente.

Los elementos claves de sus elaboraciones

En Viña Tondonia siempre tenemos la sensación de que nos hablan de claves sencillas, faciles de entender, pero muy complejas a la hora de ponerlas en práctica.

En la vendimia de la bodega ya hay algún gesto de absoluta singularidad. Por supuesto el 100% de la vendimia es manual. Pero no es baladí el hecho de encontrar herramientas como las comportas de chopo para transportar los racimos hasta las tolvas de pesaje. En esos recipientes de hasta 100 kilogramos, troncocónicos, utilizados tradicionalmente en lugar de cajas de plástico, comienza el diálogo entre fruta y madera marca de la casa.

Comportas de madera de chopo durante la vendimia

Una vez llega la uva a la bodega, como no podía ser de otro modo, las uvas fermentan directamente en tinas de madera de 24000 litros, para los vinos tintos, y 6000 litros, para los blancos. Y posteriormente pasan a criar en barricas bordelesas durante el tiempo, en función de cada vino, que se necesario.

Como os imaginareis a estas alturas la madera en la bodega López de Heredia es tratada como una parte indisoluble del propio vino. Tanto es así que tienen su tonelería propia, algo impensable en cualquier otra bodega de la zona. La madera en crianzas tan largas es especialmente importante y para las largas crianzas es importante conocer y trabajar maderas lo suficientemente maduras como para que la velocidad del envejecimiento o «educación», como les gusta decir, sea perfecta. Trasiegos naturales durante los tiempos de barrica una o dos veces al año, que en manos expertas acaban con precisión con la parte mas grosera de cualquier precipitado que surja durante este periodo.

Una vez acabado este tiempo los vinos pasan a la botella sin filtrar, solo clarificados de manera artesanal con clara de huevo fresca. Y, por supuesto, corcho natural de la mejor calidad para asegurar que todo este proceso se culmina con el afinamiento reductivo en botella por largos periodos.

Uno de los interminables botelleros de las criptas de la bodega, y sus inseparables mohos

Y en cuanto al corcho y su lacre, poco se puede añadir al modo en el que ellos mismos explican su autoexigencia en todo el proceso hasta el final:

Consecuentemente, un vino, para lograr tan alto Título habrá que cuidar su procedencia, la cuna en que duerme, la habitación en que se hospeda, el clima que respira, la temperatura que le cobija, la humedad que le rodea, las manos que le acarician, el envase que le guarda, el tapón que le protege y el lacre que le “Sella”. En esta larga cadena, todos los elementos intervinientes deben ser naturales. El Vino, como protagonista, debe ser CRIADO, LA BARRICA que le alberga debe ser de ROBLE de buena procedencia: “CRIADO”, “ROBLE CRIADO” y el tapón de “CORCHO”, igualmente de buen origen.*

*Fragmento de un texto escrito por D. Pedro López de Heredia 

Los vinos de la familia

Para aventurarse en los vinos de la familia es importante entender varias cuestiones. En primer lugar no nos deben asustar el hecho de que sus añadas en curso sean muy anteriores a las de otros vinos similares. Sus vinos siempre tienen esa extraña capacidad de estar tersos, jóvenes y fluidos, gracias a la lentitud y precisión de sus procesos y a la innegable calidad de la materia prima.

En sus etiquetas principales, Viña Tondonia (blancos y tintos) y Viña Bosconia, es muy importante separar las etiquetas de los «Reserva», a las de de los «Gran Reserva». Aun teniendo procedencias similares, solo en algunas añadas muy concretas se elaboran «Gran Reserva». En esos casos el tiempo hasta ver la luz se prolonga dramáticamente y las botellas se sellan con lacre a diferencia del resto. Los precios obviamente van en la línea de la disponibilidad que en el caso de los segundos es muy inferior.

Viña Cubillo y Viña Gravonia son vinos procedentes de emplazamientos concretos y no se elaboran diferentes envejecimientos como en el caso de Tondonia y Bosconia.

Viña Tondonia Rosado Gran Reserva, añada en curso 2010

Mención a parte merece el caso de Viña Tondonia Rosado Gran Reserva. El rosado de la familia, es un autentico icono en el mundo del vino. Es uno de los grandes, e infrecuentes ejemplos, de rosado de larga crianza capaz de envejecer de manera extraordinaria. Mezcla de Tempranillo, Garnacha y Viura, no suele ver la luz antes de 10 años después de la vendimia.

Si aun no habéis probado sus vinos… ya estáis tardando.

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