El nuevo Pago de Carraovejas ya está aquí.

La Familia Ruiz Aragoneses lanza una añada mas del vino al que muchos aspiran y del que tantas sonrisas regala a los que lo abren a ojos cerrados sabiendo que obtienen la garantía de un vino que no falla.

Su nueva «mejor» añada

Después de una añada 2017 muy extrema, 2018 brindó la posibilidad al viñedo de reencontrarse y regularse, con frio y agua en un comienzo de ciclo que necesitaba mas que nunca. Esas condiciones se convirtieron en vigor y en carga de fruta y dieron paso a un verano cálido que facilitó el equilibrio natural y propició un año sano y una añada excelente.

Hablamos de su nueva «mejor» añada, porque la bodega lleva unos cuantos años en un camino ascendente en todos los sentidos, pero sobretodo sintiéndose cómoda en ese camino de buscar cada vez más identidad, conocer mejor las singularidades de sus fincas, y hacer vinos con más personalidad. Un proceso en el que muchos se alejan de la identidad de su zona y donde Carraovejas ha encontrado un hueco que parecía imposible de encontrar.

Un vino en el que se encuentran las tres variedades que se cultivan en la finca: tinta fina (93%), cabernet sauvignon (4%) y merlot (3%). Para algunos esta información será una historia mil veces contada, para otros será un drama. Para los que hemos tenido la suerte de probar diferentes añadas de diferentes décadas de la bodega puede ser la clave de su equilibrio y su trascendencia, y sin lugar a duda la constatación de la honestidad y la franqueza de su proyecto y sus vinos.

Las armas secretas de Pago de Carraovejas

Para los más suspicaces, una visita es la mejor manera de entenderlo. Existen para mi tres factores clave que hacen de Alma de Carraovejas (el paraguas donde se enmarcan los diferentes proyectos vitivinícolas de la familia) un proyecto sin fisuras más allá de los logros comerciales.

Pocos topventas como ellos, lideres de su zona en prestigio internacional, son tan escrupulosos en conocer cada centímetro de su finca. Pedro Ruiz no cesa en sus intentos de indagar, profundizar, entender mejor al fin y al cabo, el entorno de la finca familiar, sus singularidades, las diferencias entre sus parcelas, desde una óptica que va mas alla de la propia viña.

La importancia del equipo. En la bodega trabajan más de 70 personas dedicadas a hacer de una finca especial un vino especial, especialistas en cada campo desde la viña, hasta las barricas pasando por un equipo no menor de laboratorio para controlar de manera autónoma todos los procesos en el camino desde la uva a la botella.

La técnica. Es el soporte que permite articular toda esta idea. Sistemas de elaboración por gravedad, levaduras y bacterias propias (gracias a su propio estudio de I+D), y un grado de autoexigencia que implica no limitarse en la búsqueda de soluciones innovadoras. Vanguardia al servicio de la tradición.

La otra cara de Alma Carraovejas… o el otro color…

Ese proceso de búsqueda, de mirar a la tierra y de seguir entendiendo el vino de calidad como algo en constante evolución, llevó hace unos cuantos años a Pedro Ruiz y su equipo a plantearse cuestiones más allá estrictamente de sus tintos y su zona de confort. La apuesta sin reservas por el verdejo segoviano de Ossian Vides y Vinos, no fue mas que el preludio de lo que estamos viviendo, extensiones certeras y comprometidas del proyecto Alma Carraovejas a cientos de kilómetros de las raíces profundas asentadas en Peñafiel.

Muchos conocen Pago de Carraovejas. Pero quizás muchos de vosotros aun no habéis tenido la oportunidad de conocer la otra cara del proyecto, o mejor dicho el otro color. En muy poco tiempo la familia es todo un referente en vinos blancos españoles gracias a dos lugares, a dos historias al fin y al cabo, sin las cuales se hace difícil elaborar grandes vinos.

En 2013 la familia Ruiz Aragoneses desembarca en Ossian Vinos y Viñedos como herederos de las cepas segovianas de verdejos prefiloxéricos. Comienzan una andadura que siete años después se convierte en uno de los proyectos sobre los que el uva verdejo reconstruye su identidad y sus galones. Los suelos únicos de matriz arenosa que han protegido las raíces de la temida filoxera, y un clima muy extremo, de grandes oscilaciones dotan a su viñedo de un carácter único. Quintaluna de Ossian, el vino mas joven de la bodega explica su identidad en cada sorbo. Ossian y Capitel de Ossian (palabras mayores) son la referencia en el verdejo conceptuado como un blanco capaz de ir más allá.

Hace solo un año se confirmaba la llegada del equipo a Galicia, para relanzar una de las zonas con mas historia a sus espaldas del viñedo galego, Ribeiro. Viña Mein y Emilio Rojo en el Valle del Avia, provincia de Ourense son, dos de los proyectos que mas tienen que aportar a la zona y más placer exportan desde la misma. La cuna del Ribeiro, si aún no los conocéis, podéis dejar el mail a medias e ir a comprarlos.

Y para los que os hayáis quedado hasta el final, como en las escenas post-créditos de las pelis de la saga de Marvel, os dejamos un teaser. Además de las fantásticas nuevas añadas, de sus proyectos en Galicia y en Ribera (hay alguna sorpresa más, también en la Ribera), pronto el equipo de Alma Carraovejas nos sorprenderá con la comercialización de otros grandes proyectos dentro del mundo del fine wine mas allá de nuestras fronteras, colaborando con otros productores de primera línea de algunas de las zonas vitivinícolas mas importantes del mundo. Recordad este nombre Singular Vineyards Wines (SVWines).

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